Y en medio de todo ello, un velero, solitario pero decidido. «Viento» es una obra, es un sentimiento convertido en textura, es un reflejo de la lucha constante contra las adversidades y es, la búsqueda de rumbo en mares inciertos.

Cuando comencé a dar forma a esta pieza, me atrapó una emoción profunda: la soledad. No como un vacío, sino como ese espacio necesario en el que enfrentamos nuestras dudas y reafirmamos nuestra propia fuerza. «Viento» es, en esencia, la representación de esa batalla interna entre la tempestad y la templanza.

«Viento» es más que un barco navegando en aguas desconocidas. Es un símbolo de resistencia, de control en momentos críticos, de la necesidad de mantener el equilibrio en medio del caos. Cada detalle de la obra ha sido pensado para transmitir esa sensación de movimiento, de lucha y de introspección.

Los elementos marinos siempre han estado presentes en mi trabajo, pero aquí quise que el velero fuera el protagonista absoluto. Con sus velas extendidas y su estructura firme, evoca no solo la fuerza del viento, sino el impulso vital que nos mueve hacia adelante, incluso cuando no tenemos claro el destino.

Este proyecto nació de una reflexión sobre la soledad. A menudo pensamos en la soledad como una ausencia, pero en realidad puede ser una compañera valiosa en nuestro viaje personal. ¿Cuántas veces nos hemos sentido completamente solos aun rodeados de gente? En un mundo saturado de información y conexiones superficiales, el vacío que muchos sienten es profundo y silencioso.

Las velas bordadas a mano, llenas de texturas y contrastes, representan ese viento que nos empuja, ese desafío constante que nos obliga a reaccionar y adaptarnos. Como en la vida, el viento puede ser un enemigo o un aliado; todo depende de cómo decidimos navegarlo.

Para dar forma a «Viento», he trabajado con técnicas tradicionales de bordado, como el Luneville, pero también he incorporado elementos contemporáneos con impresiones en 3D. Esta combinación de lo artesanal y lo tecnológico simboliza la dualidad que enfrentamos constantemente: lo tangible y lo intangible, lo estructurado y lo impredecible.

El hilo, la pedrería, las perlas… cada material elegido habla de contraste y adaptación. Algunos elementos capturan la luz de manera vibrante, mientras que otros absorben la sombra, creando una pieza que cambia según la perspectiva, como lo hacen nuestras emociones en los momentos de introspección.

Llevar «Viento» al Museo de Arte Efímero de Tenerife es una oportunidad para compartir esta visión con quienes saben mirar más allá de lo evidente. Me emociona imaginar a cada persona frente a la obra, explorando no solo sus formas sino también su significado.

La obra ha seguido su recorrido por IFEMA Madrid en septiembre y finalmente en Rincón de la Victoria en Málaga en octubre, coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental. Espero que, en cada una de estas presentaciones, «Viento» pueda generar un espacio de reflexión y conexión emocional, un instante de pausa en el ajetreo diario.

Detrás de cada obra hay una historia, y detrás de cada historia, una marca que la respalda. Veryssence no solo crea arte, sino experiencias sensoriales. Mi trabajo siempre ha estado guiado por una pasión por la fusión de técnicas y materiales, por la exploración de emociones a través del tacto y la mirada.

En Veryssence, cada pieza busca despertar algo en quien la observa. «Viento» es solo una de esas historias que se entretejen en el universo de la marca, una invitación a navegar, a sentir y a encontrar nuestra propia resistencia frente al viento de la vida.